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La mejor interfaz es aquella que se siente natural. Cuando alguien tiene hambre, quiere claridad —no un tutorial. Una navegación limpia, imágenes apetitosas y botones intuitivos hacen que el proceso sea rápido y agradable.
El diseño mobile-first es obligatorio: la mayoría de los usuarios hacen pedidos mientras se desplazan, no desde una laptop. Las páginas deben cargar rápido y guiar al cliente de forma natural desde la exploración hasta el pago.
Y no subestimes la barra de búsqueda. Si alguien escribe “picante”, espera ver platos relevantes al instante. Una búsqueda inteligente y rápida ahorra tiempo y evita que los usuarios abandonen su pedido.
Cada cliente quiere sentir que su comida está hecha especialmente para él. Por eso la flexibilidad es clave: la posibilidad de quitar ingredientes, cambiar toppings, ajustar el nivel de picante o agregar extras directamente en la app.
Los sistemas modernos actualizan los precios al instante y recuerdan preferencias anteriores, para que los clientes frecuentes no deban empezar desde cero cada vez. Un campo visible de “instrucciones especiales” genera confianza —ya sea “sin maní” o “servilletas extra”. Estos pequeños detalles crean experiencias memorables.
El abandono del carrito ocurre más en el pago que en cualquier otra etapa. ¿Qué arruina los pedidos? Obligar a las personas a crear una cuenta antes de poder pagarte.
El checkout es donde las conversiones viven o mueren. Un flujo fluido —del carrito a la confirmación— hace toda la diferencia. Ofrece pago como invitado a quienes quieren ordenar rápido, e invítalos a crear una cuenta después con incentivos como detalles guardados o recompensas de lealtad.
El soporte para inicios de sesión con un toque (Google, Apple, Facebook) reduce aún más la fricción.
La comodidad significa opciones. Algunos usuarios prefieren tarjetas de crédito, otros confían en Apple Pay, Google Pay o PayPal. Una plataforma moderna debe soportar todos los métodos de pago importantes para cumplir con las expectativas.
Para equipos o almuerzos grupales, el pago dividido integrado hace el proceso más rápido y fácil, convirtiendo un posible problema en una experiencia fluida —y animando a realizar pedidos más grandes.
La transparencia crea confianza. El seguimiento en tiempo real permite a los clientes ver cada etapa —desde la confirmación hasta el “en camino”. Las notificaciones push oportunas los mantienen informados sin ser intrusivas.
El seguimiento por GPS añade otra capa de seguridad, mostrando exactamente dónde está el repartidor. Un historial claro de entregas evita confusiones y permite resolver disputas al instante.
Las promociones convierten usuarios nuevos en clientes recurrentes. Descuentos oportunos, bonos de bienvenida u ofertas por cumpleaños generan interacción y fidelidad sin afectar la rentabilidad.
Los mejores sistemas manejan automáticamente toda la lógica promocional —desde pedidos mínimos hasta promociones basadas en horarios. Campañas automatizadas y niveles de lealtad recompensan a los clientes habituales y impulsan pedidos repetidos constantes.
Un buen soporte empieza con respuestas rápidas. Los chatbots de IA cubren lo básico —horarios, dudas del menú, estado del pedido— para que los clientes no tengan que esperar.
Cuando algo requiere intervención humana, el sistema transfiere la conversación al agente con todo el contexto. Sin repeticiones, sin frustración.
Los bots inteligentes también pueden sugerir platos o agregar extras basados en pedidos anteriores, impulsando el ticket promedio.
Después de la entrega, el sistema pide automáticamente feedback. Es un recordatorio simple que llega cuando la experiencia está fresca. Todas las reseñas de Google, Facebook y otras plataformas aparecen en un panel único, facilitando identificar patrones.
Si varios mencionan entregas lentas o elogian el mismo platillo, el equipo puede actuar rápido. Compartir comentarios reales internamente ayuda a motivar al personal.
Las notificaciones no deben ser ruido. Las actualizaciones de pedido informan; las ofertas personalizadas hacen que el cliente se sienta atendido.
Si alguien pide sushi todos los jueves, una promoción de sushi esa mañana puede traerlo de vuelta.
Permite que los usuarios elijan qué alertas quieren recibir. Respetar esas preferencias genera confianza —y mantiene tu app instalada por más tiempo.
Las mejores características de un sistema de pedidos de comida equilibran dos aspectos: simplicidad para los clientes y control para los restaurantes. Para los comensales, se trata de acceso rápido, actualizaciones claras y toques personalizados que los hacen volver. Para los restaurantes, herramientas que agilizan el trabajo y revelan qué impulsa realmente la satisfacción.
Soluciones como el sistema de pedidos online white-label de Delivety reúnen todo —desde pedidos intuitivos hasta seguimiento de entregas y herramientas de engagement— ayudando a los restaurantes a mantenerse a la vanguardia en una industria donde el buen servicio viaja tan rápido como la buena comida.